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Los jugadores ven la oportunidad de cambiar el suspenso al que iba encaminada la temporada por un sobresaliente. Manchester City vs Real Madrid. El vestuario del Real Madrid respira estos días con la pesadez de saborear en el ambiente una cita histórica. Zidane y sus jugadores viven en estado de conjura, con la certeza de estar ante el día y la eliminatoria clave, la que marcará su temporada y decidirá cómo se recuerda.Después de todo lo que ha pasado esta campaña, cambio de entrenador incluido, derrotas, hundimiento en Liga y el susto de Wolfsburgo, la final de la Champions está a 180 minutos, al alcance de la mano. Una oportunidad histórica de finalizar un curso que se encaminaba al suspenso con un sobresaliente.En la caseta, tras la remontada de cuartos en el Bernabéu, retumbaba una voz. "¡Tres partidos más, estamos a tres partidos!". Arbeloa daba en el clavo. La euforia estaba justificada, pero había que centrarse. El City es lo único que separa al Madrid de una final más, del sueño de la Undécima. Tan cerca después de haberlo tenido tan lejos. Hace poco, aunque parezca mucho, de aquella rueda de prensa en la que se despidió a Benítez para dar paso inmediato a Zidane. Como reconoció ayer Bale en rueda de prensa, los jugadores ahora sienten que juegan como quieren. Y esa unión con el entrenador ayuda a darle la vuelta a una situación que se había llenado de nubes negras y ahora se presenta como un cielo abierto en camino a la Champions.En el vestuario se lleva jugando el partido de hoy desde que acabó el del Wolfsburgo. Aún sin rival, la motivación de la plantilla ya era máxima. A tres partidos.
